La Inercia de lo Cotidiano (para leer la nota online hacé click acá)
En nuestras sociedades contemporáneas, matar se ha convertido en una operación habitual, en un mero recuento estadístico. Todas las mañanas, al despertarnos, y enterarnos de las noticias, sabemos que han muerto cientos de miles de personas en el mundo, de manera violenta muchas veces. Eso no nos impide retomar nuestras actividades cotidianas. Producir. Y consumirlo todo. Incluso la muerte. Las muertes. El asesino serial primero se deja seducir por el fulgor. Luego se acostumbra. Pierde el asombro. Y ya todo le da lo mismo. Y sin embargo, siempre habrá algún fan distante, tímido, melancólico, dispuesto a recuperar su “obra” desde la lejanía. Este fan es el personaje minuciosamente interpretado por Diego Gentile, en el denso y potente texto plagado de perturbadoras imágenes construido por Santiago Loza, y rigurosamente dirigido por Martín Flores Cárdenas. Con la impactante potencia que da el lenguaje teatral cuando es reducido al mínimo común denominador en sus elementos indispensables, este grupo creativo construye una obra que encuentra resonancias en El Extranjero de Albert Camus. Una pieza amarga, dura, que nos devuelve una vez más, (de la misma manera que otras obras de Loza y Flores Cárdenas), nada menos que nuestra propia imagen reflejada en el espejo. Una imagen hecha de amarillismo, ansia de sangre e individualismo extremo. Valores todos estos que encuentran su absoluta realización en la contemplación extática del dolor y el sufrimientos de los otros. Matar cansa es una experiencia que atraviesa intelectual y físicamente al espectador, una pieza incómodamente indispensable.
Maximiliano de la Puente |
viernes, 12 de agosto de 2011
Crítica en CriticaTeatral:
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